La segunda presidencia de Donald Trump, aún no iniciada oficialmente pero ya marcada por anuncios y decisiones contundentes, promete ser un periodo de fuertes tensiones comerciales, nuevas políticas proteccionistas y un realineamiento del orden económico global. Con su estilo confrontacional y su visión nacionalista de la economía, Trump ya ha dejado ver que esta segunda etapa podría sacudir los mercados internacionales más que su primer mandato.

Políticas arancelarias: EU-UK y EE. UU.-UE en el centro del huracán

Una de las primeras señales claras del rumbo económico de Trump ha sido su amenaza de aplicar nuevos aranceles sobre productos provenientes del Reino Unido y la Unión Europea. Argumentando que los acuerdos actuales perjudican a la industria estadounidense, su administración ha planteado una revisión agresiva de los tratados comerciales.

Esto ha generado reacciones mixtas en los mercados. Por un lado, ciertos sectores manufactureros de EE. UU. ven con buenos ojos las medidas proteccionistas, que podrían reactivar la producción nacional. Por otro lado, industrias altamente globalizadas como la tecnología, la automoción o el agro se preparan para escenarios de encarecimiento de materias primas y reducción del acceso a mercados extranjeros.

Impacto directo en el mercado europeo

Esto ha desatado alarmas en Bruselas y Londres. En especial, sectores como el automovilístico en Alemania o la industria alimentaria en Francia podrían sufrir importantes caídas en exportaciones si se imponen nuevos gravámenes. A su vez, el Reino Unido, que ya enfrenta su propio proceso de reposicionamiento post-Brexit, corre el riesgo de quedar atrapado entre la presión estadounidense y su necesidad de mantener una buena relación con la UE.

El euro ha mostrado volatilidad ante los anuncios, mientras que la libra esterlina también se ha debilitado frente al dólar. Esto refleja la preocupación de los inversores ante un entorno internacional cada vez más incierto.

El ultimátum a Rusia: consecuencias energéticas y geopolíticas

Otra pieza clave del nuevo mandato de Trump es su posición frente a Rusia. En las últimas semanas, ha lanzado un mensaje contundente: o Rusia colabora con Occidente en garantizar un alto el fuego en zonas de conflicto como Ucrania y Gaza, o EE. UU. reactivará una serie de sanciones económicas e incluso considerará el apoyo militar a nuevos frentes.

Este ultimátum tiene implicaciones inmediatas en el mercado de la energía. Rusia es uno de los principales exportadores de gas y petróleo, especialmente para Europa. Cualquier amenaza de sanciones o bloqueos al comercio ruso dispara los precios del crudo y del gas natural, como ya se ha observado en los últimos días. Las bolsas energéticas de Londres y Ámsterdam han experimentado subidas de hasta el 5% en contratos a futuro de gas.

Inestabilidad en los mercados emergentes

También hay un efecto dominó en los mercados emergentes. Países como India, Turquía y Sudáfrica, que mantienen relaciones con Moscú y dependen del gas ruso, ven con nerviosismo la posibilidad de una escalada de tensiones. Esto genera salida de capitales hacia refugios más seguros como EE. UU., Suiza o Alemania, fortaleciendo sus monedas pero afectando el crecimiento de estas economías emergentes.

Reacciones de Wall Street: ¿auge o incertidumbre?

A pesar del tono agresivo de Trump, Wall Street ha mostrado un comportamiento curioso: lejos de desplomarse, algunos índices como el Dow Jones y el S&P 500 han subido levemente. Esto podría explicarse por la expectativa de nuevas rebajas de impuestos y regulaciones favorables para el sector corporativo.

Trump ha insinuado una segunda ronda de «recortes fiscales para empresas productivas». Esta posibilidad anima a los inversores que ven en su gobierno una continuación del impulso pro-mercado que caracterizó su primer mandato. Sin embargo, los analistas advierten que esta confianza podría ser temporal si las tensiones internacionales escalan o si los consumidores estadounidenses se ven afectados por los aumentos de precios derivados de aranceles.

Sectores ganadores y perdedores

Ganadores potenciales:

  • Energía (por alza de precios)
  • Defensa (por mayor presupuesto militar)
  • Manufactura local
  • Finanzas (por recortes impositivos)

Perdedores potenciales:

  • Comercio minorista internacional
  • Industria tecnológica con cadenas globales
  • Agricultura exportadora
  • Turismo y aviación internacional

Perspectiva a medio plazo: ¿desacoplamiento global?

Si las políticas de Trump continúan en esta línea, podríamos asistir a un escenario de «desacoplamiento global»: bloques económicos que operan con reglas distintas, menor fluidez comercial y mayor autonomía productiva. China, la UE y EE. UU. podrían convertirse en tres polos con alianzas propias, lo que aumentaría los costes de producción y afectaría al crecimiento global.

Para los inversores, este escenario implica la necesidad de diversificar geografícamente sus activos, prestar atención a riesgos regulatorios y seguir de cerca las decisiones políticas, no solo económicas.

Conclusión: ¡prepararse para un nuevo ciclo de volatilidad!

La segunda presidencia de Trump no será un simple «más de lo mismo». Su enfoque proteccionista, sus amenazas geopolíticas y su estilo impredecible pueden redibujar el mapa económico mundial. Mientras algunos sectores podrían verse favorecidos, la mayoría de los mercados internacionales deberán prepararse para una era de mayor volatilidad, cambios rápidos en las reglas del juego y la necesidad constante de adaptación.

Para los inversionistas sabios, este es el momento de mantenerse informados, diversificar y no perder de vista que la política está moldeando la economía más que nunca.

por Pablo

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